¿Cómo afecta el Insomnio mi Salud?
¿Por qué dormimos?
Algo está claro, dormir no es una pérdida de tiempo. Todos hemos experimentado a lo largo de nuestras vidas, la sensación de recuperación y bienestar que ofrece una buena noche de sueño. O la irritabilidad, fatiga y falta de concentración que provoca la privación del sueño.
Si una persona viviera 80 años, suponiendo que ésta durmiera siete horas diarias, ¿Cuántos años de su vida pasó durmiendo?
Respuesta: Alrededor de 23 años, es decir, aproximadamente ¼ de su vida.
Este simple cálculo deja de manifiesto la gran de cantidad de tiempo que invertimos en nuestras vidas durmiendo. Si pasamos aproximadamente un cuarto de nuestras vidas realizando cierta actividad, es porque esta debe de ser muy importante.
Y es que desde la antigüedad, los sueños han cautivado e intrigado a la humanidad. ¿Por qué soñamos? ¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando dormimos?
Sueño REM
Para entender los beneficios de dormir y entender la razón de su importancia, tenemos que hablar de sueño REM.
El sueño REM es la última de las 4 etapas de un ciclo de sueño. Las siglas REM, significan “movimiento de ojos rápidos” del inglés “rapid-eye-movement”.
Sabemos que estos movimientos rápidos de ojos que ocurren en el sueño REM, están correlacionados con patrones de ondas cerebrales específicas, y que es en esta etapa en la que soñamos. (Peever y Fuller, 2017)
Se estima que por noche, los seres humanos tenemos hasta ocho ciclos de sueño, y pasamos alrededor de 2 horas soñando. (Mora, 2019)
Esto es debido a que en esta etapa del sueño ocurren activaciones en ciertas partes del cerebro, que se asemejan de cierta manera a cuando estamos despiertos.
Si analizáramos con un electroencefalograma el cerebro de una persona que se encuentra en la etapa de sueño REM, se encontraría que esta persona tiene una actividad cerebral como la de una persona que está despierta. (Peever y Fuller, 2017; Mora, 2019)
Aunque por lo general al dormir las presión sanguínea disminuye. El sueño REM está caracterizado por un aumento en el tono del Sistema Nervioso Simpático, lo que provoca un incremento en la presión sanguínea y frecuencia cardíaca, pero con una supresión activa de la actividad del músculo esquelético (atonía muscular). (Patel, Steinberg y Patel, 2018)
Otros cambios fisiológicos característicos que se pueden mencionar son fluctuaciones en la temperatura del cerebro/cuerpo y espasmos musculares intermitentes. (Peever y Fuller, 2017)
La amígdala cerebral juega un importante papel en el manejo de las emociones. La participación de una glándula tan importante y compleja como la amígdala en el sueño REM, podría explicar porqué nuestros sueños pueden sentirse tan emotivos y “reales”.
Al contrario, otras partes de la corteza cerebral se encuentran inactivas en el sueño REM. De acuerdo con Mora (2019) algunas de estas áreas inactivas son responsables de la memoria a corto plazo, la atención, la planificación de nuestro día a día y la coherencia de nuestras decisiones racionales.
En palabras sencillas, parece ser que cuando soñamos, algunas zonas de nuestro cerebro relacionadas con lo racional y la lógica se encuentran apagadas, y otras zonas relacionadas con la creatividad y las emociones se encuentran activas. Esto podría explicar porque nuestros sueños a veces pueden ser tan aleatorios.
Funciones del Sueño REM
Debido a la observación de que la mayoría de los mamíferos recién nacidos pasan la mayoría de sus tempranas vidas en un estado de sueño activo como el sueño REM, se postuló la idea que el sueño REM es importante para el desarrollo del cerebro. (Peever y Fuller, 2017)
Una de las funciones del sueño REM que tiene mucho respaldo y apoyo, es la idea de que el sueño REM facilita el aprendizaje y la consolidación de la memoria. (Peever y Fuller, 2017)
Para Mora (2019) en teoría esta función del sueño REM sobre la memoria, podría deberse a la activación cerebral a diferentes niveles neurales para reprocesar lo aprendido y consolidar lo que se comenzó a memorizar durante el día.
Algo así, como que cuando dormimos la información aprendida es analizada y filtrada, para luego ser integrada y combinada con la información pre existente, formando así nuevas conexiones. De esta manera, se logra consolidar solo la información valiosa como una memoria a largo plazo.
Definición del Insomnio y sus síntomas
De acuerdo a la quinta edición del Manual de diagnóstico y estadística para desórdenes mentales (Diagnostic and Statistical Manual for mental disorders en inglés), para considerar que una persona padece de insomnio crónico, la dificultad para iniciar y/o mantener el sueño, debe estar presente por lo menos 3 veces por semana por al menos tres meses. (Thomas y Calhoun, 2016; Patel, Steinberg y Patel, 2018)
Adicionalmente Javaheri y Redline (2017), destacan que esta dificultad para iniciar o mantener el sueño sucede a pesar de una adecuada oportunidad o ambiente para dormir, y se ve acompañado de un subsecuente deterioro diurno.
Algunos síntomas de este deterioro diurno por la privación del sueño son: problemas de atención y memoria, concentración y motivación reducida, fatiga, errores o accidentes en el trabajo, dolores de cabeza, alteraciones en el humor e irritabilidad. (Javaheri y Redline, 2017; Hertenstein et al., 2018)
Dormir menos de 8 horas por noche, está asociado a un incremento en la somnolencia, menor capacidad de atención, motivación y humor decaído durante el día, en adolescentes. (Zambotti et.al, 2018)
Los síntomas del insomnio pueden variar entre las personas. Según Patel, Steinberg y Patel (2018) pueden presentarse una o más de las siguientes situaciones: (a) dificultad para iniciar el sueño, (b) dificultad para mantener el sueño, la cual puede estar caracterizada con despertares frecuentes o problemas para volver a dormir luego de estos despertares, (c) despertarse temprano en la mañana y no tener la habilidad de volver a dormir.
Epidemiología del Insomnio
El insomnio es uno de los problemas de salud más comunes en los países industrializados, y de acuerdo con Baglioni et al. (2011), este problema afecta aproximadamente al 10% de la población en su forma crónica y alrededor del 30% ocasionalmente. Según Javaheri y Redline (2017), la prevalencia del insomnio en Estados Unidos de América es del 15-24%.
Este último es un dato preocupante, ya que según Patel, Steinberg y Patel (2018), se predice que la población de adultos de 65 años o más, aumentará de 205 millones de personas en el 2018 a 2 billones en el 2050.
Otra de la población mayormente afectada por el insomnio son las mujeres. Varios estudios encontraron que las mujeres parecen ser más propensas que los hombres a reportar síntomas de insomnio. (Ohayon, 2002)
Insomnio e Hipertensión
La presión arterial varía a lo largo de las 24 horas del día, y de acuerdo con Thomas y Calhoun (2016) la presión arterial disminuye aproximadamente un 10-20% durante el sueño, y luego incrementa justo antes de despertarse.
La evidencia actual, sugiere que el insomnio crónico podría ser un importante factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares.
De acuerdo a Thomas y Calhoun (2016), algunos estudios encontraron una relación entre una duración del sueño menor a 6 horas y el riesgo de padecer hipertensión arterial.
En un estudio que duró 10 años, se encontró que las personas que padecían insomnio tenían un 68% de riesgo incrementado de padecer Infarto de Miocardio y un 85% de riesgo incrementado de sufrir un accidente cerebrovascular. (Javaheri y Redline, 2017)
Aunque los datos son inconsistentes y la naturaleza exacta de la relación entre insomnio y la enfermedad cardiovascular no está totalmente clara, si hay múltiples mecanismos que sugieren esta relación.
Algunos de estos mecanismos por los cuales el insomnio podía estar relacionado con la enfermedad cardiovascular son: anormalidades en el eje hipotálamo-hipófisis, modulación anormal del sistema nervioso autónomo, un incremento en la actividad del sistema nervioso simpático, así como un incremento de la inflamación sistémica. (Javaheri y Redline, 2017)
Existe evidencia que la secreción de la hormona adrenocorticotropa y cortisol está incrementada en pacientes con insomnio, lo que sugiere un incremento en la actividad del eje hipotálamo-hipófisis. (Javaheri y Redline, 2017)
Esto genera un estado de hiperactividad, la cual puede manifestarse por ejemplo, como un aumento en la frecuencia cardíaca. (Hertenstein et al., 2018) Esta activación crónica o desregulación del eje hipotálamo-hipófisis también puede incrementar el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina, diabetes y desórdenes mentales como depresión y ansiedad. (Javaheri y Redline, 2017)
Desórdenes mentales e Insomnio
La relación entre el insomnio y algunos desórdenes mentales ha sido ampliamente investigada. Según Hertenstein et al. (2018) el insomnio es un síntoma frecuente en casi todos los desordenes mentales.
Según Ohayon (2002), en individuos con episodios de depresión mayor recurrente, la presencia de síntomas de insomnio fue encontrada en alrededor del 80% de los sujetos.
Algunos autores consideran que el insomnio podía ser no solo un síntoma, sino que podría ser un posible predictor de la depresión.
En su estudio Baglioni et al. (2011), encontraron que las personas que sufren de insomnio, tenían dos veces más riesgo de desarrollar depresión, comparado con las personas sin problemas para dormir.
El sueño parece tener un importante rol sobre el control de las emociones.
Para Hertenstein et al. (2018), la privación crónica del sueño puede entorpecer un adecuado procesamiento emocional. Según Baglioni et al. (2011), una disfunción en los circuitos neurales que regulan el sueño-despertar, puede llevar a alteraciones en la reactividad emocional, lo que podría explicar por qué el insomnio podía llevar a una depresión.
Sustancias y medicamentos que pueden afectar la calidad del sueño
Aunque el alcohol es frecuentemente utilizado por la población general como remedio para dormir, ésta práctica no es la más saludable. El alcohol tiene la capacidad de disminuir la cantidad de sueño REM, y causar disrupciones en la segunda mitad del ciclo de sueño. (Ohayon, 2002)
Además, de acuerdo con Ohayon (2002), los fumadores de cigarrillos parecen ser más propensos a los no fumadores a reportar problemas para iniciar a dormir y dificultades para despertarse.
También podrían mencionarse sustancias excitantes del Sistema Nervioso Central. Sustancias naturales como la Cafeína, o medicamentos como el Metilfenidato. (Lacy et al., 2011)
Otros medicamentos que han reportado producir insomnio como efecto adverso son algunos antidepresivos y corticosteroides. De acuerdo con Riemann et al. (2019) los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) pueden producir un deterioro de la continuidad del sueño.
Tratamientos farmacológicos y alternativas
Existen varios medicamentos que son frecuentemente utilizados para el alivio de los síntomas del insomnio en la práctica clínica.
Para el tratamiento del insomnio agudo se pueden utilizar algunos antihistamínicos y relajantes musculares que dan mucho sueño. Estos fármacos no suelen generar efectos de dependencia importantes.
Sin embargo, algunos medicamentos hipnóticos (que producen sedación; que dan sueño) generan preocupaciones respecto a la dependencia, tolerancia y efectos residuales que provocan estas drogas, por lo que muchos pacientes prefieren probar enfoques no farmacológicos. (Ong et al., 2014)
De acuerdo a Ohayon (2002), algunos hipnóticos y ansiolíticos usados regularmente para ayudar con los síntomas de insomnio, pueden causar insomnio: por ejemplo, cuando se desarrolla tolerancia a estos medicamentos o cuando se genera un efecto rebote al descontinuar el tratamiento abruptamente.
Existen alternativas naturales que pueden utilizarse para aliviar los síntomas del insomnio. Especies como el Tilo, la Valeriana y la Passiflora son popularmente conocidas en Costa Rica por sus efectos sedantes leves y tranquilizantes.
Otra alternativa no farmacológica podría ser la meditación de atención plena. De acuerdo con (Ong et al., 2014) este tipo de meditación se basa en utilizar la conciencia enfocada y la atención en la experiencia del momento presente, como un medio de auto-regulación, para promover la calma mental y la relajación.
Conclusiones
Dormir es una importante actividad es nuestras vidas. El sueño REM es la etapa del sueño en la que soñamos. Se cree que el sueño REM tiene un importante rol en la memoria a largo plazo y el aprendizaje.
El sueño juega un papel importante en la salud emocional, cardiovascular y mental. No dormir lo suficiente puede traer implicaciones en nuestra salud. Varios estudios relacionan el insomnio crónico con un riesgo aumentado de sufrir algunos desórdenes mentales como la depresión, o con enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial o eventos cardiovasculares como infarto de miocardio.
Recomendaciones
Es de vital importancia un correcto diagnóstico de insomnio antes de comenzar cualquier tratamiento farmacológico. Consulta a tu médico si has tenido síntomas de insomnio por más de 3 meses.
Si sufres de insomnio ocasionalmente, podrías probar alternativas no farmacológicas como la meditación de atención plena o remedios a base de plantas naturales con propiedades sedantes leves y tranquilizantes.
También podrías probar no utilizar cualquier tipo de aparato electrónico al menos una hora a 30 minutos antes de acostarte. Realizar actividad física diariamente, así como hacer una rutina diaria para dormir también puede funcionar (por ejemplo: bañarte todas las noches antes de acostarte).
La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. En caso de una emergencia médica, llame al 911.
Referencias Bibliográficas
- Peever, J.; Fuller, P.M. (2017) The biology of REM sleep. Current Biology Review, vol. 27: R1237-R1248.
- Ohayon, M.M. (2002) Epidemiology of insomnia: what we know and what we still need to learn. Sleep Medicine Reviews, Vol. 6 (2): 97-111.
- Mora, T.F. (2019) Cómo funciona el cerebro. Madrid, España: Alianza editorial, S.A.
- Thomas, S.J.; Calhoun, D. (2016) Sleep, insomnia and hypertension: current findings and future directions. Journal of the American society of hypertension. Vol. 11(2): 122-129.
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